Si optamos por garbanzos secos, los pondremos a remojo la noche anterior, con al menos 12 horas de anticipación y después los coceremos en la olla a presión durante ½ hora.
Si por el contrario usamos congelados simplemente abrimos la bolsa y los añadimos en su momento.
Troceamos la cebolla, la judía verde y la zanahoria. Reservamos.
Freímos las costillas muy troceadas en trozos relativamente pequeños. Una vez hecha bajamos el fuego y añadimos la verdura troceada hasta que se haga bien.
Unos minutos después, añadimos el tomate muy rallado y lo freímos también a fuego lento. Ahora, añadimos el vino y dejamos reducir un par de minutos.
Lo añadimos todo a la olla con los garbanzos y 1 L de agua. Tapamos y dejamos cocer a fuego medio bajo durante unos 45 minutos.
Una vez comprobado que nos ha cocido correctamente y la carne queda tierna, añadimos los macarrones y opcionalmente una pizca de colorante. Dejamos cocer 5 minutos los macarrones y pasado este tiempo apagamos el fuego, dejándolo reposar destapado 5 minutos más.
Retiramos entonces el caldo de cocción que tendremos en exceso y dejamos solo 1 cm del mismo en la olla, añadimos la salsa de tomate y cocemos a fuego suave 3 minutos mas, apagamos el fuego y le añadimos el queso rallado, mezclamos bien y dejamos reposar unos minutos.
Servimos y disfrutamos de este magnifico plato, espolvoreando más queso rallado por encima.
Podemos también, antes de servir, poner unos minutos al grill para gratinar.
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